El prototipo “Protea Finger” surge como una respuesta económica para quienes han perdido un dedo. Citlali explica que lo primero que hicieron fue aprender cómo es una mano y cómo funciona, cómo es que los sensores mandan la información al cerebro. Todo esto, pese a no ser parte de su carrera ni su área, para poder imitar su funcionamiento lo más natural posible. La idea es que no se vea un movimiento acartonado, y que el dedo faltante responda a los cambios de los otros cuatro.
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