En la investigación, los científicos cubrieron el vidrio con una película de copolímeros en bloque -polímeros con secciones alternas de diferente composición química-. Gracias a la formación de microfases, tales moléculas pueden formar en su superficie matrices periódicas de nanomembranas y nanoproyecciones. El tamaño característico de tales formaciones es de decenas a cientos de nanómetros, y pueden cubrir hasta varios metros cuadrados. La nanotextura polimérica formada se usó como una plantilla para aplicar aluminio. Después, la capa orgánica se lavó y el aluminio se usó como una máscara para el posterior grabado del vidrio. Como resultado, los científicos obtuvieron vidrio recubierto con nanoestructuras de diferentes alturas. La textura se aplicó a ambos lados de la película de vidrio.
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